Está usted en: Inicio > Uliazpi > Servicios > Vivienda > Carta abierta de los...
Los hermanos de Carlos queremos decir que fue un privilegio y un honor crecer y convivir con él: al contrario de lo que pueda parecer, él siempre ha cuidado de nosotros y sabemos que lo va a seguir haciendo en el futuro.
Este sábado vino a la casita de Sanse a pasar el fin de semana con nosotros. A la hora de costumbre, salimos por el barrio a tomar un pintxo y Txarli nos llevó al Donosti: se fue directo a su txoko favorito y se sentó a la mesa con una pareja. Aunque quisimos cambiarle de sitio, él volvía al “suyo” y esos señores, como la cosa más natural del mundo, se trasladaron a la mesa de al lado dejándole a Txarli toooodo su espacio.
Y esto, que no tiene nada de particular, que es el día a día que nos rodea, es algo que queremos agradecer a Atzegi, nuestra asociación, que lleva muchos años trabajando en todos los rincones de Gipuzkoa para que la vida de nuestros familiares pueda ser así, para que la sociedad en la que estamos tenga una actitud positiva hacia las personas con discapacidad intelectual (eso que llamamos ‘ser atzegizale’). Se lo queremos agradecer a todos los socios y colaboradores, a los que trabajan en este proyecto y ¡cómo no! a los voluntarios sin cuya ayuda nada de esto sería posible, a los más de 9000 gipuzkoanos que son atzegizales y a los 700 mil restantes que todavía no saben que lo son.
Txarli vivía en un centro de
Sería imposible nombraros a todos los que habeis estado haciendo que nuestro hermano sea un tipo tan feliz, porque al lado de las amatxitos y aitatxitos de Txarli estais el equipo médico, la gente de dirección y administración, cocina, limpieza… ¡todos!, todos los que dais calor humano a un trabajo profesionalmente impecable. De todo corazón, gracias, una y mil veces, gracias.
Y muchas gracias también a vecinos y amigos, por vuestra paciencia y por tantos buenos ratos de ocio… por esas comidas y alguna cena en vuestras sociedades: que sepáis que Txarli le iba cogiendo tanto gusto al jolgorio que últimamente también pedía salir a la calle después de cenar. Entre todos le habéis animado a comunicarse más y a estar más a gusto con el mundo.
Desde aquí queremos dar las gracias muy especialmente al personal del control de urgencias del 112 y a quienes estuvieron con Txarli en sus últimos momentos, por la rapidez, la eficiencia y, sobre todo, por su humanidad. Ni estos profesionales ni el servicio que nos prestan a todos merecen el más mínimo recorte.
Ayer comentábamos con alguno de vosotros que hace muchos años, al poco de que diagnosticaran a Txarli, Kany Peñalba les dijo a los aitas que con Txarli ibamos a tener que vivir el presente, que las mejoras no eran territorio ganado, que disfrutaran sus posibilidades… y eso es lo que Txarli nos ha enseñado y lo que seguiremos aprendiendo de él cada vez que le recordemos: que hay que vivir el día de hoy, que más vale descomplicarse la vida, que se disfruta mucho con las cosas cotidianas, que cuesta tan poco ser feliz…
Si hay música en el cielo, para Txarli sonará Chiquitita, y yo no sé si le pondrán de vez en cuando un zumito, o si le darán un cachito cuando pida chocolate, pero si los ángeles cuelgan las alas en perchas, que vayan cerrando el armario, que sube Txarli.